Mitos Y Leyendas
¿Qué es un mito?
Un mito (relato falso con sentido oculto, narración, discurso, palabra emotiva) se refiere a un relato que tiene una explicación o simbología muy profunda para una cultura en el cual se presenta una explicación divina del origen, existencia y desarrollo de una civilización.
En este contexto, puede considerarse a un mito como un tipo de creencia establecida, habitualmente a través de varias generaciones, con relación a ciertos hechos improbables y sorprendentes que, de acuerdo al mito, han sucedido en la realidad, los cuales no son posibles de ser verificados de manera objetiva. Pero incluso los hechos históricos pueden servir como mitos si son importantes para una cultura determinada.
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Leyenda
Las leyendas son relatos que cuentan hechos humanos y sobrenaturales por igual que han sido transmitidos a través de las generaciones. Esa transmisión se ha dado de manera oral y escrita dentro de un clan, pueblo o dentro de los confines de una región específica.
Las leyendas, a pesar de contener hechos sobrenaturales, milagrosos y criaturas ficticias, son consideradas por algunas personas como creíbles. Esta credibilidad se intenta conseguir dando a la leyenda un lugar conocido por la población y una posición remota en el tiempo.
Lo importante de esto es que de esa manera creaban escenarios creíbles y situaciones posibles que situaban al relato en un mundo que resultaba familiar para las personas que iban a transmitir el relato a las generaciones próximas.
DIFERENCIA ENTRE MITO Y LEYENDA
El Mito y la Leyenda son dos manifestaciones de la tradición oral que abarcan en su contenido Relatos con aspectos tanto fantásticos como reales. Esta similitud en su composición ha hecho que, generación tras generación, se haya perdido la capacidad de distinción entre ambas.
Es indispensable, para comenzar, definirlos por separado:
Mito:
El término proviene del griego “Mithos”, que significa Historia. El mito se ha utilizado desde el comienzo de las civilizaciones antiguas, como la griega, la romana, la egipcia, para dar una interpretación al origen del universo y de los fenómenos de la existencia, en palabras comprensibles por los humanos.
En el mito, se le asigna forma humana y una voluntad a los acontecimientos naturales y divinos. Por eso se generaron extensos panteones en las culturas griega, romana y egipcia. Por ejemplo, hay un Dios para el Dominio de los Cielos, otro para los Mares, otro para el Inframundo, y así sucesivamente.
Leyenda:
Es un relato acerca de un hecho, en que los personajes son seres humanos, sin poderes sobrenaturales, y con influencia directa en la vida cotidiana de una sociedad. Con ejemplos como Robin Hood o El Príncipe Valiente, se traza una pauta social basada en el carácter tan definido de los protagonistas. En este caso, se utilizaría la Leyenda para aportar una enseñanza
MITO:
La furia del dios de la Tormenta
Mitología hitita
El dios del Sol preparó una gran fiesta a la que invitó a todos los dioses. No faltaba de nada en esta ceremonia, comida, bebida, música, danza… pero los invitados comían y bebían, pero no satisfacían ni su hambre ni su sed. Apareció entonces un anciano, quien explicó el extraño suceso y les comunicó que todo se debía a la furia de su hijo, el dios de la Tormenta, quien había desaparecido llevándose consigo todo lo bueno.
Todos los dioses decidieron buscarle para invitarle y así recuperar los placeres, pero no le encontraron. Desesperado, el padre del dios de la Tormenta recurrió a la gran diosa Kamrushepa. Esta le comunicó que su hijo se había enojado y por eso estaba todo seco. Le ordenó traer una abeja a la que dio instrucciones para que retomara la búsqueda.
La abeja encontró al dios buscado dormido en un bosque y lo despertó con la picadura de su aguijón. El dios enloqueció de ira y éste se vengó con una fuerte lluvia torrencial, acompañada de rayos y centellas contra los humanos. El resto de dioses, estupefactos, imploraron a la diosa Kamrushepa, que era la única capaz de apaciguar al dios.
LEYENDA
Las siete maravillas del mundo antiguo
Los antiguos designaban con este nombre siete monumentos de unas dimensiones y magnificencia prodigiosas. Estos eran el templo de Diana en Efeso, las pirámides de Egipto, los jardines colgantes de Babilonia, el coloso de Rodas, la estatua de Júpiter Olímpico, el mausoleo de Halicarnaso y el faro de Alejandría.
El templo de Diana en Éfeso
Este soberbio edificio en Éfeso, en la actual Turquía, medía más de 120 mt de largo por 60 de ancho. En el patio interior se podían admirar ciento veintisiete columnas, de 18 mt de altura cada una, levantadas por otros tantos príncipes en nobilísima pugna por superarse unos a otros en los gastos que se imponían para la suntuosidad de la obra. Todos los reyes del Asia contribuyeron a la construcción y ornato de este templo, que fue terminado al cabo de dos siglos. Estaba decorado con pinturas, estatuas y bajorrelieves que eran obras maestras de los mejores artistas. Las puertas se habían construido con madera de ciprés, los entramados de cedro y la estatua de Diana de oro.
Desde muy lejos acudía la gente a visitar este templo y los forasteros procuraban con todo empeño obtener modelos del mismo para llevarlos a su país.
Un fanático llamado Eróstrato, queriendo inmortalizarse con la fama de un gran crimen, incendió este monumento hacia el año 356 antes de nuestra era. Los efesios lo reedificaron con igual magnificencia; pero Nerón lo saqueó, y los escitas lo incendiaron hacia el año 260 de Jesucristo.
Las pirámides de Egipto
Estas Pirámides, la única de las maravillas del mundo antiguo que aun subsiste, fueron levantadas por los antiguos monarcas egipcios para que sirvieran de sepultura a los reyes, a la familia real y a los grandes dignatarios de la nación. Son inmensas construcciones graníticas de base cuadrada, cuyas cuatro aristas concurren en la cúspide. En su interior se abren innumerables subterráneos que conducen a las cámaras sepulcrales abovedadas. La mayor de las pirámides, que se halla en las inmediaciones de El Cairo, mide 142 mt de altura, la misma que la catedral de Estrasburgo, y se podría subir a su cúspide sin mucha dificultad.
Los Jardines Colgantes de Babilonia
Semíramis, esposa de Nino, rey de Babilonia, engrandeció esta capital embelleciéndola con palacios, templos, acueductos y principalmente con jardines colgantes que excitaban la admiración universal. Estos jardines quedaban sostenidos en el aire mediante columnas de mármol, sobre las cuales descansaba un piso hecho con vigas de palmera y recubierto de un fondo considerable de tierra.
En este suelo artificial crecían legumbres, flores, las plantas más diversas y los árboles más gigantescos; el agua llegaba hasta allí abundantemente por medio de canales y máquinas hidráulicas. El historiador latino Quinto Curcio dejó una detallada descripción de este prodigio de arte.
El Coloso de Rodas
Era una estatua de bronce que tenía 32 mt de altura, y estaba dedicada a Apolo. Estaba a la entrada del puerto y sus pies descansaban sobre dos grandes rocas, pudiendo los navios pasar a velas desplegadas por entre sus piernas. Una escalera interior conducía a la cima de este monumento, desde donde se divisaban, según se dice, las costas de Siria y los bajeles que surcaban el mar de Egipto. Cuarenta años después de haberlo erigido y habiendo sido derribado por un violento terremoto, los pueblos vecinos que deseaban verlo de nuevo en pie enviaron a tal efecto considerables sumas, pero los rodios se repartieron el dinero con el pretexto de que las decisiones del oráculo eran claramente contrarias a que fuese de nuevo colocado en su lugar.
La estatua estuvo caída durante diez siglos, pero al apoderarse de la isla de Rodas los árabes capitaneados por Moawiah (651), el coloso fue descompuesto en piezas y vendido a un judío que cargó con ellas hasta novecientos camellos.
Estatua de Júpiter Olímpico
Esta estatua, obra de Fidias, estaba hecha de oro y marfil, y representaba a Júpiter coronado de olivo, sentado sobre un trono de oro, sosteniendo en su mano derecha una Victoria y empuñando en su izquierda un cetro terminado por un águila. En los cuatro ángulos del trono se veían esculpidas otras tantas Victorias que estaban en actitud de darse la mano como para danzar. Las Gracias y las Horas, obra maestra del mismo cincel, se inclinaban dulcemente sobre la cabeza del soberano de los dioses.
Cuando Fidias hubo terminado su obra, rogó a Júpiter que le hiciera patente por una señal clara que aprobaba el trabajo tan felizmente realizado, e inmediatamente los truenos retumbaron en el espacio y el pavimento del templo fue herido por el rayo, sin que por ninguna parte se advirtiese huella alguna de ello.
El Mausoleo de Halicarnaso
Mausolo, rey de Caria y uno de los príncipes más ricos y poderosos de su tiempo, fue a su muerte tan llorado por su esposa Artemisa II que ésta, para enaltecer la memoria de su amado, mandó construir en Halicarnaso un magnífico sepulcro, cuyo esplendor eclipsaba todo lo que en este género se había visto hasta entonces. Medía 120 mt de circunferencia, 42 de altura y contenía en su recinto 36 columnas. La pirámide que coronaba el monumento tenía por remate un carro de mármol tirado por cuatro caballos.
Muchos célebres escultores, Timoteo, Escopas y Leócares, entre otros, lo habían enriquecido con estatuas y bajorrelieves. Desde entonces el nombre de Mausoleo ha sido aplicado a todos los monumentos fúnebres levantados en honor de un príncipe u otro personaje notable.
El faro de Alejandría
Se da el nombre de faro a una torre que se levanta a la entrada de un puerto o en sus proximidades y sobre la que durante la noche se encienden potentes luces para que sirvan de guía a los barcos que se acercan a la costa. El faro de Alejandría, en Egipto, construido en el reinado de Tolomeo II, se componía de muchos pisos, cada uno de los cuales iba estrechándose y por esto todo el conjunto tenía forma piramidal.
Cada piso, sustentado por columnas de mármol blanco, quedaba embellecido por una galería exterior. Estaba constituido por centenares de habitaciones y un gran número de escaleras dispuestas y entrecruzadas con tal arte, que formaban una especie de laberinto. Tenía 135 mt de altura, si hemos de dar fe a los escritores orientales, y la luz de su fanal podía verse a una distancia de casi mil kilómetros, lo que resulta increíble.
Un terremoto derribó gran parte hasta dejarlo reducido a una mitad, un segundo trastorno sísmico lo disminuyó hasta los 105 mt y un tercero lo dejó a 23. Se mantuvo largo tiempo a esta modesta elevación hasta que en 1303 una última y terrible sacudida completó su ruina, no dejando de el sino insignificantes vestigios.
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El niño fantasma del cementerio o niño fantasmas de Guanajuato, es un mito que deambula por las calles y callejones más oscuros de esta enigmática ciudad. La historia tiene sede en unos de los panteones más emblemáticos y conocidos, en donde se dice, sepultaron a un niño, el cual murió en un trágico accidente de carretera y cuya alma todavía no descansa, ya que muchos testigos aseguran que han visto el fantasma de este pequeño niño saliendo de su tumba para recorrer los alrededores del cementerio y pasada la media noche, el fantasma desaparece entre las lápidas. LEER LEYENDA COMPLETA
Lycaon el primer hombre lobo, del que se conoce, de acuerdo a la mitología Griega, cuenta era el rey de Arcadia y que en un arrebato de superioridad se enfrento al dios Zeus, haciendo como es, lo que se le conoce como hombre lobo. LEER LEYENDA COMPLETA
El Ojáncanu es considerado el ser más popular de la mitología de Cantabria, se le conoce con distintos nombres dependiendo de la región y así mismo su descripción cambia de un lugar a otro. Sin embargo, se percibe claramente como un monstruo representante de la maldad, crueldad y brutalidad, protagonista de sangrientas historias, y portador del infortunio.LEER LEYENDA COMPLETA
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